Todos sabemos que el amor de un cánido supera la razón humana.
Es un amor inmortal, eterno y en este caso, un amor que traspasa fronteras de la vida humana.
El animalito presenció la dantesca, violenta, deleznable, cruel, sangrienta y terrible muerte de su compañero de fatigas, lamiendo dulcemente la cara del heladero mientras este se desangraba entre terribles dolores y profundas heridas.
En ese momento el corazón de nuestro particular Hachiko se congeló. Todo se paralizó en su vida y se desmoronaron todos los sueños y deseos que tenia este perrete. Ya nunca mas correrían por el parque, ya nunca mas verían juntos episodios de Rex el perro policía, ya no volverían a saltar en paracaídas o surfear olas rebeldes por Marbella, dar paseos de moto bajo la luna llena, ir a conocer a la patrulla canina u olisquear juntos culos ajenos por la ciudad.
El perro se acerca cada día a las 10 de la mañana al cementerio. No es una hora casual, es la hora en la que su dueño falleció. Para nuestro Hachiko el día empieza y termina dónde lo hizo su amor.
El resto del tiempo, el perrete lo pasa en la esquina dónde falleció su dueño, esperando.
Esperando un milagro que nunca acontece. Por suerte, el perro puede sobrevivir gracias a que los habitantes de Marbella le dejan comida allí.
Hachiko es lo único bueno de esta podrida ciudad, el pegamento a la humanidad que hace que los ciudadanos de esta p**a ciudad se comporten como si tuvieran algo de corazón.
Te queremos perrete.
Si quieren ir a darle calor y aliento humano a nuestro perrete favorito, pueden encontrarlo en el cementerio que hay detrás de la iglesia todos los días. T O D O S L O S D I A S.
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